El Salado era un corregimiento de Carmen de Bolívar, ubicado a 18 kilómetros de la cabecera municipal, por una trocha que con frecuencia se convertía en lodazal. Aun así, era una tierra promisoria, con 5.000 habitantes urbanos y otro tanto en las veredas, que soñaba crecer un poco más para alcanzar la anhelada categoría de municipio, lo que significaría más inversión pública.
Los saladeños presentían que algo terrible iba a ocurrir. En los últimos meses había señales de muerte por todos lados. Pero una década atrás, nadie habría imaginado este terrible desenlace.
ESTO FUE LO QUE OCURRIÓ
Entre el 16 y el 21 de febrero de 2000 se abrió allí una puerta al infierno. Los encargados de girar la llave descendieron de helicópteros y camionetas. 450 hombres armados, con insignias de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC. Señalaron a sus 5.000 habitantes de ser colaboradores de la guerrilla.
Los 'paracos', como llamaban a los ejércitos de mercenarios privados que se confabularon con fuerzas del estado, empresarios y políticos, cercaron el corregimiento de vocación tabacalera y ganadera. Lo sentenciaron a una pesadilla que aún retumba como una de las matanzas más crueles de la historia colombiana.
Llegaron disparando a los techos. Reunieron a la población en la cancha de fútbol de cemento, al frente de una iglesia que quedó desolada. A la primera víctima le cortaron una oreja, lo acuchillaron, lo cubrieron con una bolsa negra. Lo terminaron con un escopetazo en la nuca. Una a una siguieron las ejecuciones, a la vista de todos. Hicieron sonar gaitas, tambores y acordeones como telón de fondo. Habían robado los instrumentos de la casa de la cultura.
Después de toda esta violencia contra los saladeños el pueblo fue fantasma. Las dos calles que lo atraviesan quedaron desoladas después de la masacre. Los que sobrevivieron, huyeron. Por años, las parcelas .Derramar sal es un viejo presagio de mala suerte. Augurio de la supuesta aparición del diablo, según antiguas supersticiones.
pero llovió y el agua lo cubrió de arena
El paisaje no parece haber cambiado mucho, a simple vista las casas solo albergaron el eco de los gritos y los fusiles.
Puedes mirar un vídeo mas completo sobre la masacre del salado a continuación. solo con un CLIC AQUÍ O AQUÍ.
Después de todo esto su gente empezó a regresar en 2002 Con recuerdos reprimidos sobre esta gran tragedia. Estas personas han tenido la fuerza y esperanza para seguir adelante.
Hoy Leiner es mayor de lo que nunca fue su hermano. Todo lo hace en su memoria.
El partido sigue. Es largo; ya no contra los guerrilleros o los paramilitares, sino contra aquello que los dejó entrar en un principio: el abandono estatal. Cada niño que se suma a la escuela y se aleja de las filas de los violentos es un gol a su favor.
Una de las personas comenta su "motivación que le inspira a seguir en este proceso, porque no es fácil estar todo el tiempo, lo único que quiere es ver sonreír a su familia y decir que hay vida. pasión. Algo que no tuve la oportunidad de tener en mi infancia. El fútbol cambia muchas vidas. Y hoy que está en mis manos poder hacerlo y seguir ese legado, es mi felicidad".
En la vieja cancha donde ocurrió la matanza hay una gran pintura, con un símbolo de paz en el punto central. un pueblo que lucha por sacudirse la sal.
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